Primera entrada sobre liderazgo en esta nueva etapa y ya tenía ganas.
Uno de nuestros temas favoritos, todo aquel artículo que cae en nuestras manos sobre el tema es devorado con ansiedad y corriendo a compartirlo por aquí con todos vosotros.
Cuantas veces hemos ido como pollo sin cabeza, encadenando tareas, sin tiempo a pensar si lo estamos haciendo bien, o lo estamos haciendo mal, y lo que es peor, haciendo que los que nos rodean, se contagien de ese nerviosismo y terminen también corriendo de aquí para allá sin preguntarse a dónde quieren llegar.
Y si encima eres el jefe, pues peor que peor.
Jefe, dedícate a lo que de verdad importa:
La vida cotidiana de un jefe (cualquiera que sea su posición) en raras ocasiones es tranquila. Su jornada laboral suele ser ajetreada, fragmentada y acelerada. ¿Cómo reaccionan ante tal presión? Pues la tendencia natural es hacer más, porque, aunque parezca imposible, siempre se puede dar más de sí. Lo malo es que este ritmo de trabajo hace que el directivo esté cada vez más convencido de que es imprescindible y de que debe supervisar todo.
¿Directivos que se creen imprescindibles? #Matamecamión
El verdadero líder es que el hace que todo funcione sin que él esté presente, el que ha sabido dotar a su gente de las herramientas y habilidades suficientes para que puedan desempeñar sus tareas con autonomía, el verdadero líder sabe delegar, y no atosiga.
Todo lo contrario es aquel que no haciendo nada, se queja encima de no parar en todo el día.
PD: la canción de hoy se la dedicamos a una buena amiga, que hoy cumple añitos.