El sábado tropezaba con un curioso artículo que hablaba de liderazgo y de Mourinho. Y antes de que os asustéis, esto no es un post sobre fútbol, lo mío es más la Fórmula 1, pero ya os dije que todo lo que hable de liderazgo me interesa.
Mou, el ‘macho alfa’ narcisista
Las estrategias de tipo autoritario para alcanzar el poder y ser respetado han sido observadas en varias comunidades de chimpancés. En Gombe (Tanzania), donde Jane Goodall estudió a los chimpancés durante años, en una ocasión observó el ascenso al poder de un individuo llamado Mike. A este macho le gustaba jugar con los bidones de hojalata vacíos. Un día descubrió que el sonido estridente que producían al golpearlos asustaba a los compañeros. Gracias a esta estrategia, consiguió llegar a lo más alto de la jerarquía sin ser el más fuerte del grupo. Este tipo de tácticas también son muy comunes en los humanos.
Y es que a todos nos viene a la cabeza el típico matón del colegio, que como no sabía relacionarse se liaba a mamporros. Y mamporro a mamporro terminó ocupando algún puesto de responsabilidad y siguió tratando a mamporros a sus empleados; o el que no llegó a nada en la vida pero al igual que en el cole, en el trabajo tampoco tuvo nunca nada agradable que decir, y por eso, siguió demostrando que era el que más gritaba y el que más sabía de todo (o eso se creía siempre).
Huyamos de este tipo de líderes, no dejemos que se anden por las ramas, no puede ser que la autoridad del «ordeno y mando» sea la competencia que controle los designios de nuestras empresas. La autoridad, como el respeto, hay que ganársela.