No me toques «los pelotas».

pájarosSer el favorito de quien manda no es fácil de conseguir. Pero perder ese estatus es bastante sencillo. Solemos pensar que para ganarse la confianza del jefe hay que utilizar la estrategia del peloteo. Nada más lejos de la verdad.

Sólo con leer eso ya he tenido bastante, no he necesitado continuar con el artículo para que se me dispare mi verborrea blogueril.

Aunque parto con que estoy de acuerdo con dicha información, todo depende… del jefe y del empleado.

El buen jefe querrá gente a su lado que le aporte, que le complemente, que le ayude a ser mejor jefe (hablamos del jefe no jefe, del buen líder, del jefe-compañero).

Pero el jefe que no me gusta, como dice el amigo Joan Carles March, ese jefe no querrá nadie que le lleve la contraria a su alrededor, buscará que quienes le rodean le digan que sí a todo, no les contradiga y mucho menos en público, y cualquier persona que intente sobresalir, o que demuestre algo más de dos dedos de frente, será ipsofácticamente eliminado de su alrededor.

Y el mal empleado se cuidará muy mucho de llevarle la contraria al jefe por aquello de salvarse el culo. Cuando precisamente eso es lo que le va a llevar a la perdición, o no, depende de si tienes jefe o líder.

Miedo me da cuando se junta el hambre con las ganas de comer, tú ya me entiendes.

Fuente: Expansión.com


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