Esa delgada línea roja que separa el éxito del fracaso.
Esa delgada línea roja que separa al jefe de su equipo, una delgada línea roja que es muy difícil atisbar, muy difícil de tener claro dónde está, y que cada segundo del día podemos rebasar sin darnos cuenta.
La delgada línea entre jefe y equipo:
¿Qué actitud deben mantener los jefes con sus equipos para lograr los objetivos de la compañía de la forma más satisfactoria y menos costosa posible? ¿Es preferible dejar mucho o poco margen de autonomía a los subordinados? ¿Cómo encajar en el proceso de toma de decisiones las iniciativas de los empleados? Las relaciones jerárquicas son tan antiguas como la misma humanidad. Juegan un papel fundamental en el sistema: asignan tareas y responsabilidades entre los miembros de las comunidades u organizaciones. Cómo organizar de la forma más eficiente y justa las organizaciones, incluyendo a los Estados, viene siendo uno de los principales quebraderos de cabeza de los pensadores desde tiempos de la Grecia clásica. Y lo seguirá siendo.
Precisamente esta semana estreno jefa, una vez más. Una nueva oportunidad para no cometer errores que hemos cometido en el pasado, y una nueva oportunidad para construir una nueva relación jefe-empleado lo más constructiva posible.
Me quedo con este párrafo del artículo en cuestión:
“Las personas son la diferencia. Mientras lo demás es relativamente fácil de copiar, sus trabajadores son difíciles de replicar”. Es necesario que el trabajador encuentre un entorno estimulante y agradable en el que desarrollar su actividad, y en ello influye, y mucho, el tipo de relación que se lleve con su jefe.
Fuente: CincoDias.
El Blog de Iñaki González 
2 respuestas a “Esa delgada línea roja.”