Mamá, tengo un niño dentro.

Vaya, resulta que este pedazo barriga que tengo no es que esté gordito o que haya empezado tarde con la operación bikini, no que va. Resulta que tengo un niño dentro, y no es que esté embarazado, aunque a veces lo parezca, sino que soy yo, de pequeñito, y los traumas que no conseguí resolver a tiempo, jajaja…

Y es que todos tenemos un niño dentro, y éste sale a relucir en situaciones de estrés a montar la pataleta.

«El estrés destapa al «niño interior herido» que todos llevamos dentro»

El «niño interior herido» o la parte más vulnerable que todos llevamos dentro desde la infancia, guardada bajo muchas llaves, se puede destapar en momentos de estrés provocando que reaccionemos de forma infantil y no como adultos, según ha explicado a Efe la psicóloga Victoria Cadarso.

Pues que quieres que te diga, que me parece hasta bien que llevemos un niño dentro, pero no debería salir sólo cuando está enfadado, sino que deberíamos potenciar más sus apariciones en público, estoy seguro, sin ser psicólogo ni ningún otro “–ologo” que se le parezca, que seríamos más felices.

Si afrontamos las situaciones de adultos con la mentalidad de un niño estoy seguro que resolveríamos de otra forma (más rápida y más feliz) los problemas del día a día. Y yo que tengo dos Little-Monster en casa (de 3 y 7 años) sé bien lo que me digo.

Procuro dejarme llevar por ellos varias veces a lo largo del día, así disfruto más de su compañía, pero a nivel profesional, deberíamos ser capaces también de sacar ese niño interior en mayor número de situación, y como digo, no sólo cuando esté enfadado.

Aunque, como todo, si llevamos la situación al extremo podríamos vernos así en algún momento. Dios no lo quiera: