
Tres idiomas, dos másters, extrovertido, comunicativo y carismático, y vestimenta correcta. Contagia seguridad y conoce todos los detalles de la empresa. Además, su edad encaja. El joven cumple con todos los requisitos.
Está hecho a molde para el puesto. ¿Pronóstico predecible? No. El encuentro duró menos de tres minutos, exactamente lo que el asistente de recursos humanos toleró el cóctel de perfumes intensos que emanaba el aspirante. ¡Siguiente!
Así empieza un artículo que leía hace unos días en La Vanguardia y que redunda en la importancia de la entrevista de trabajo a la hora de conseguir el ansiado puesto de trabajo, que digo yo, que haberlos haylos, como las meigas…
Si has pasado carros y carretas hasta llegar a ese momento, no la vayas a fastidiar ahora. Algunas recomendaciones:
- Cabeza: Firme y levantada, nunca agachada.
- Ojos: Mirada al frente, enfocada en los ojos del interlocutor.
- Boca: Lenguaje claro, sencillo y directo.
- Cuello: Un perfume suave y fresco.
- Tronco: Erguido y derecho.
- Manos: Quietas y libres, encima del escritorio.
- Piernas: Plegadas, jamás estiradas.
- Vestimenta: Formal, sobria, con colores neutros.
- Pies: Firmes en el suelo, evitar temblar.
Y suerte, compañero, mucha suerte!