Que no me muevan la silla.

características del buen líder

El pasado jueves, justo antes de irnos para las III Jornadas de Vídeos y Salud, dejamos una encuesta en formato de post para que la fuerais contestando.

Ni más ni menos que tras 74 votos podemos decir, o al menos, comentar, aquellas características del buen líder que más valoráis vosotros, los lectores de este blog.

Y debo confesar que coinciden muy mucho con la selección que yo había hecho inicialmente, aunque me ha llamado la atención la tan baja consideración que ha tenido la característica de la tolerancia del líder, cómo si no se tuviera muy en cuenta aquello de que existan diferencias entre compañeros que enriquezcan el debate.

En fin, cómo podéis ver en la imagen, la característica más valorada ha sido la de reconocer el esfuerzo y elogiar los resultados alcanzados.

Me da a mí en la nariz que va a ser eso lo que más nos está faltando en nuestro día a día; nos hacen falta líderes que tengan la valentía de elogiar a sus colaboradores sin que eso les vaya a suponer una pérdida de poder o una amenaza a su «estatus», aquello tan básico como el miedo a que me muevan la silla. No hay nada mejor para un líder que tener unos excelentes colaboradores a su alrededor, hará que el equipo obtenga buenos resultados de una manera más eficiente… y eso beneficia a todos: trabajadores, líder y organización.

Y como diría Joan Carles March, con el cual tuve la tremenda fortuna de charlar este fin de semana en Granada, NO ME GUSTA MI JEFE porque no sabe reconocer mis éxitos.

Y es que no hay nada más gratificante y motivador que recibir la felicitación por un trabajo bien hecho.


2 respuestas a “Que no me muevan la silla.

  1. Completamente de acuerdo, Iñaki. Un trabajador sabe reconocer a su jefe por su humanidad, en la que está el que no puede saberlo todo y que lo pueda reconocer. Eso despierta más admiración, a mi entender, que el que te des cuenta que esconde el bulto cuando no sabe algo o que le contraría que tú respondas alguna cuestión que no sabes.

    Y aunque parezca que solo los niños pequeños necesitan ese refuerzo positivo, lo necesitamos todos. El que te den una «palmadita en la espalda» cuando has hecho las cosas bien, motiva, y mucho. Si en su lugar, miran con lupa a ver dónde puedes tener un error y si no lo encuentran te contestan con un indiferente: «luego lo veo mejor», una vez seguida de otra, termina por desmotivar al más enérgico.

    Felicidades por tu blog y tu constancia. ¿Cómo lo haces?

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