Cómo (no) asegurar la calidad en las organizaciones sanitarias.

Un poco de humor, que esta semana se está haciendo pelín larga tras la vuelta a la rutina y sin festividades a la vista en breve…

El reto nos lo proponía, a mí y a Mañez, el amigo Luis Ramos Neira. Y no podíamos desaprovechar la oportunidad.

Y tiene toda la razón del mundo, y es que esta viñeta da para un post… o dos si son pequeños, jajaja…

Parece ser que lo de acordarse de la calidad, de los indicadores, de los procedimientos, etc., sólo cuándo nos visita el señor auditor de calidad (sea el sello que sea) es algo más extendido de lo habitual.

Va a ser que acordarse de los sistemas de calidad sólo para salir en la foto no es cosa de gestores de chichinabo, ni lo de dejar las «cuestiones de calidad» para el frikie del coordinador de calidad, que lo mismo vale para un roto que para un descosido, es más habitual de lo que yo pensaba.

Yo pensaba que iba con la cultura latina, por aquello de dejar todo para el último día, pero parece ser que en el mundo anglosajón también sucede. O eso al menos nos demuestra la viñeta que hoy nos ha dado la excusa para invitaros a la reflexión… desde la sonrisa y el cariño, pero reflexión al fin y al cabo.

¿Y tú eres de los que mira para otro lado cuando los de calidad llaman a tu puerta o eres de los que se meten en faena los 365 días del año?

PD: entrada dedicada a todas aquellas personas (subdirectores de calidad, coordinadores de calidad, propietarios de procesos, y profesionales de «a pie») que día a día luchan (y sufren en silencio) por los sistemas de calidad de sus organizaciones sanitarias.