Por una gestión profesional a todos los niveles, le pese a quién le pese.

Hay una palabra que debemos llevar siempre a gala, estemos en el nivel de la organización que estemos, y sea cual sea nuestro cometido. Esta palabra es PROFESIONALIDAD, y no debemos caer en la tentación de bajar la guardia, por mucho que los que nos rodean nos inviten a ello, o peor aún, su falta de profesionalidad, haga que sea muy difícil realizar nuestro trabajo con la exigencia y la profesionalidad que nosotros mismos nos auto-imponemos.

Todas estas reflexiones surgen tras la lectura del artículo Profesionalidad: un valor propio de los mejores que tengo desde hace un par de meses en mi cajón desastre de borradores pendientes de desarrollar:

Los profesionales de primera línea tienen claro que la fidelidad se la deben, ante todo, a ellos mismos, a su recto e informado parecer. Lo cual es así porque la profesionalidad exige tener criterio y, de no ser de este modo, no podrían hacer valer el suyo.

En entornos donde cada uno campa por sus anchas, en organizaciones donde se ha perdido el norte y hace mucho tiempo que se vaga sin rumbo a la espera de que decisiones ajenas a la organización marquen el futuro de la misma, el que un profesional luche por hacer bien su trabajo a pesar de que ni tiene la información necesaria para ello, ni tiene el respeto de sus compañeros, se convierte en algo muy cansino y puede llegar a generar grandes niveles de ansiedad en dicho profesional.

No sólo estoy hablando de mí, que también, sino que estoy hablando de todos esos profesionales que se esfuerzan en realizar su labor con grandes niveles de exigencia profesional, por ellos y sobre todo por los pacientes (en caso de los compañeros asistenciales), por ellos y sobre todo por el resto de las personas de la organización (en caso de los compañeros no asistenciales).

Todos esos médicos y médicas, enfermeros y enfermeras, administrativos y administrativas… miembros y miembras de la organización que creen en la profesionalidad de sus actos por encima de todo, por encima de los que los gobiernan, por encima de los valores de la organización olvidados en el cajón junto con el manual de acogida donde se escribieron un día y que ya nadie lee… ni recuerda.

gestión profesional

No se si esto es Humanización de la Gestión Sanitaria (HUGES) o Humanización a secas… no sé si es necesario etiquetar todas las cosas para reconocerlas, no sé si es necesario ponerle H a todo lo que hacemos para que llame la atención, pero sí sé que es necesario recuperar la profesionalidad de las personas de la organización, y para ello, hay que crear entre todos el clima propicio… de lo contrario, hasta estos profesionales comprometidos y extramotivados, terminarán marchitándose en el cementerio de los gestores perdidos.

NOTA: hoy es uno de esos días en que por cansancio acumulado necesitas vomitar todas esas cosas que tienes en las entrañas, y nada mejor que tu propio blog para hacerlo. Gracias por dejarme compartir con todos vosotros mis vomitonas de gestión. Gracias por dejar que el blog, una vez más, se convierta en una herramienta terapéutica para éste que os escribe.


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