Después de muchos años sin acudir a la cena de navidad de empresa este año hemos decidido que sí. En años anteriores las excusas fueron variando, que si no estábamos de acuerdo con la dirección del momento, que si el año de los despidos, que si yo con esa persona no me pienso sentar a cenar, que si ya estoy mayor para estas cosas… pero este año, ante la ausencia de dirección (demasiados puestos directivos vacantes) y que nos hemos sacudido las excusas y las perezas, volveremos a asistir a la cena de empresa.
Parece ser que el menú no está nada mal, que el precio es bastante razonable y que ya no son esos fiestorros masivos con DJ que incitaban al descontrol y al despiporre. No parece que vaya a ser un evento muy numeroso; unos vinos antes de cenar, una cena con un número reducido de gente (no creo que lleguemos a las 40-50 personas), y una copa después de cenar que al día siguiente tengo otro evento gastronómico, jajaja…
Ese es el plan, a priori, algo sencillo de llevar sin sobresaltos ni sorpresas desagradables. Aunque leyendo el artículo Cinco meteduras de pata en la cena de empresa que se repiten cada año y deberíamos corregir ya habrá que tener mucho cuidado de no ser el tema de conversación de los próximos meses.
Repasemos los peligros para no tropezar dos veces con la misma piedra:
Nunca irse de la lengua pasa menos desapercibido
Yo siempre he sido más de escuchar que de hablar, no en vano se dice que si tenemos una boca y dos orejas y no al revés, por algo será. Y más en noches como ésta, donde empujados por el ambiente y esas copitas de más, podemos pecar de contar cosas que no debemos. Buena ocasión para enterarnos de jugosos cotilleos que seguro alguien desvelará… cuidado no ser tú el que los cuenta ni el protagonista de los mismos.
Sacar al ingenioso que llevas dentro (y allí debe quedarse)
Todos tenemos una cualidad especial pero que no siempre desarrollamos por timidez o vergüenza así que cuidado con el alcohol (una vez más) y que el cantante, chistoso, monologista, mago o domador de dragones no sobresalga más de la cuenta. Una recomendación: lo poco gusta pero lo mucho cansa. No te dejes llevar por los halagos porque en cualquier momento podrías pasarte de la raya, y de la gloria a los infiernos hay solo un paso.
Los jefes son humanos: no dejarán de tomar nota
Si son listos estarán pendientes de todo lo que suceda durante la noche, si saben mantenerse en su papel, ofrecerán la confianza suficiente para que aprovechando que otros están a por uvas, llegar a informaciones que de otra manera nunca podrían llegar… y no te olvides que los jefes, jefes son, y que luego sabrán utilizar esa información en su beneficio (que habitualmente suele ir en contra del tuyo propio).
Resolver la tensión sexual con un compañero (o un superior)
Aquí sería más fácil tirar de refrán pero me parece soez y machista así que mejor me lo callo. Lo que sí es verdad es que el alcohol puede desinhibirnos y derribar barreras que durante el año no nos hemos atrevido a superar dando lugar a declaraciones no correspondidas, situaciones embarazosas y por qué no decirlo, que la cobra de Bisbal a Chenoa quede en agua de borrajas en comparación a lo que nos pueda suceder a nosotros.
No todas las noches se celebra Navidad
Navidad es sólo una vez al año, y las cenas de empresa también… no hipoteques tu futuro laboral ni eches por tierra tu trayectoria profesional por un solo día, piensa que el año tiene otros 364 días en los que tienes que aguantar sobrio a esos que en una loca noche de invierno decidiste mostrarles tu lado más salvaje.
Y dicho todo esto, qué Dios reparta suerte… que nadie diga el lunes cuando vuelva a la oficina que no estaba avisado.
El Blog de Iñaki González 